El deseo de Dios está inmerso en el corazón del hombre, porque este ha sido creado por Dios y para Dios.
De muchas formas, en toda la historia y hasta hoy, el hombre ha expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus comportamientos religiosos (oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc.). A pesar de las ambigüedades que pueden entrañar, estas formas de expresión son tan universales que se puede llamar al hombre un ser religioso, sin embargo, en las condiciones históricas en que se encuentra, el hombre experimenta muchas dificultades para conocer a Dios con la sola luz de su razón. Aun así, este muchas veces se empeña en priorizar el conocimiento de Dios basado sólo en su razonamiento u opinión. De allí, la diversidad de creencias o formas de percibir la existencia divina en la cosmovisión.
Por ejemplo: El humanismo, una corriente del pensamiento filosófico, declara que Dios es la “razón humana”, sin necesidad de revelaciones sobrenaturales y que se puede llegar a conocer con certeza que Dios es la verdad, la bondad, la belleza, la sabiduría y el amor.
Por su parte, la nueva era, aglutina un cúmulo de creencias que al mismo tiempo pretenden todas sustituir a Dios por la autorrealización o afirman que dios está dentro de la persona y es ella quién tiene el poder de transformar sus realidades. Entre estas están (panteísmo, angelología, autoayuda, astrología, adivinación, conocimientos ancestrales, energía, espiritualidad, metafísica, libros sagrados, literatura védica, meditación, salud, religión, yoga, wicca, etc.)
Los grupos de la “nueva era” rara vez se identifican como “de nueva era” pero sus creencias y prácticas ocultas los identifican. Para explicarlo se tomará como ejemplo el Panteísmo: Todo es dios y dios es todo. Todo cuanto existe es dios o diosa. Como todo es dios o diosa la persona es también dios o diosa. Aunque los seguidores de la nueva era algunas veces hablan de Dios en términos personales, la mayoría entiende a Dios como algo impersonal. Se refieren a dios como una fuerza o energía. Cuando todo es dios (impersonal), el Dios personal de la Biblia no puede existir. Con relación a Jesucristo afirman que Jesús no es el único Cristo. Jesús fue uno de varios maestros que obtuvieron el Espíritu de Cristo (Mesías) es decir la autorrealización de la propia deidad.
Todas estas afirmaciones son falsas y por consiguiente están reñidas con La Palabra de Dios, única fuente que habla con autoridad sobre los atributos de DIOS, de la persona de Jesús y del Espíritu Santo de Dios, aún cuando el origen de la Palabra de Dios proceda de la tradición oral, en ninguno de los dos grandes bloques testamentarios (Antiguo y Nuevo Testamento) existen contradicciones acerca de la Deidad de Dios y de su relación con el hombre, por ejemplo.
El Judaísmo, de quien heredamos el conocimiento primario de Dios, basa su fe en la promesa hecha por El Creador al Patriarca Abraham donde le dice que a través de su descendencia vendría alguien por el cual el mundo sería bendecido (salvo). Esa genealogía de Abraham será a través de su hijo con su esposa Sara, Isaac, el cual es padre de Jacob (Israel) y de allí seguirá su curso hasta llegar al Rey David, personaje bíblico e histórico donde La Torah (Biblia Hebrea) y los profetas anclan el cumplimiento de esa promesa, es decir, se dice que un heredero de David (en el tiempo) sería el Mesías. Es a partir de aquí donde los Judíos dicen acerca de Jesús, que es un profeta pero no es el Mesías, por no descender de la simiente de David al no ser hijo legítimo de José, su padre adoptivo, y en cuanto a su genealogía por María, su madre, ellos asumen que ésta por ser pariente de Elizabeth (Madre de Juan El Bautista) de las hijas de Aarón y esposa de Zacarías, sacerdote de la clase de Abias (Lucas 1:5), hace a María como descendiente de Leví y no de Judá y por ende no deviene del Rey David. En conclusión, aún esperan en el camino.
Por su parte El Islam, con una doctrina muy radical (musulmanes), dicen ser también descendientes del Patriarca Abraham a través de su hijo Ismael con la sierva Egipcia Agar, (Génesis 16), y por consiguiente herederos de la promesa hecha por Dios a Abraham, solo que esta se cumpliría a través de Ismael (primogénito) y no a través de Isaac, como afirman los Judíos (sus enemigos ancestrales). Esta es su interpretación de las escrituras. Sin embargo ellos reconocen a Jesús como un profeta del Corán (la biblia musulmana), le llaman `Īsā o `Īsā ibn Maryam (‘Jesús, hijo de María’) y es según ellos uno muy querido por Alá (Dios) solo que desconocen su divinidad y está por debajo, de segundo, después de Mahoma su profeta y mesías.
"En cuanto a las iglesias que profesan el Judeo-cristianismo: todas las denominaciones dicen tener la “verdad” y estar en “el camino” por tener a Cristo como el eje central de su fe o de su religión, a grandes rasgos se señalan sus diferencias:
La Iglesia Católica Romana, afirma que fuera de ella, no hay salvación, al margen de lo que dicen las escrituras, que es solo por fe a través de Jesucristo. Entiéndase por escritura “La Biblia” que comprende Antiguo y Nuevo Testamentos, con la diferencia de la adición o exclusión de algunos libros entre los que manejan los católicos, ortodoxos y los protestantes (Cristianos después de la Reforma).
Los Romanos, ortodoxos y anglicanos no difieren mucho, salvo en algunos aspectos de su teología, por ejemplo, la procedencia del Espíritu Santo, si es del Padre o del Hijo, o de ambos, en cuanto a la autoridad que las rige, y en cuanto al celibato (la posibilidad o no de que el sacerdote se case).
Las Iglesias Protestantes (Llamadas así por el Papado Romano después de la rebelión de Martín Lutero y otros reformistas) sintonizan sus doctrinas muy acorde a los preceptos bíblicos, y aunque muchas de ellas se han mantenido fieles a la Palabra de Dios en el tiempo, de una forma u otra, otras tantas han devenido en posturas doctrinales más bien personales que han influido para bien o para mal en la vasta comunidad que se dice ser cristiana en el día de hoy."
Estas iglesias varían sus doctrinas, por ejemplo, en cuanto a que no todas aceptan la cualidad plural y trinitaria de Dios, algunas no aceptan al Espíritu Santo como una de las personas de Dios y otras, mal llamadas iglesias cristianas, no aceptan siquiera la Deidad de Jesucristo, siendo todas estas condiciones en una, “La Verdad”. Sin nombrar a los que añaden escritura extra bíblica validada como profética o pertinente para ser salvos. ¡Qué cosas!