¿Dónde están las palabras que iluminan el camino? Henri Barbusse
Es un hecho al menos en la casi generalidad de los latinoamericanos, que cuando se compra u obtiene algún tipo de artículo moderno, un artefacto, una maquinaria, vehículo o implemento, (el cual obviamente viene de fábrica con un manual de instrucciones), primero se le da uso y abuso y sólo cuando se daña o se complica, es cuando se va a las instrucciones a ver que pudo haberle ocurrido, si el daño tiene reparación y hasta a veces, solo para ver si podría ahorrarse el reparador o el mecánico.
El que está comprometido con buscar el camino no debería preguntar a cualquiera, ni mucho menos ir a tientas, pues de esa forma no sabrá a dónde irá a parar, o peor aún, podría extraviarse definitivamente.
El Señor dejó un rumbo a seguir, lógicamente como el Creador perfecto que es, dio el manual de instrucciones, el liderazgo de los Patriarcas, Profetas, Reyes y Sacerdotes, exaltó los momentos exitosos de su pueblo y también señalo a los hacedores de los malos ejemplos y las consecuencias de sus desvíos, se dio a sí mismo para liberar al hombre hacia la eternidad con él, por medio del sacrificio de Jesús en la cruz. Es por ello, que mediante el estudio de las escrituras, se llega a conocer la historia de los actores de “La Biblia”. Desde Adán y Eva hasta Malaquías, desde Juan Bautista hasta Juan Apóstol, de los héroes de la fe, de los bienaventurados, de los del camino, de sus hechos, de sus aciertos y de sus desaciertos. Pero, principalmente se llega a conocer al protagonista de la historia, al autor de la obra y su fuente inagotable de sabiduría, enseñanzas y experiencias para trazar el camino, un solo camino… JESÚCRISTO ES EL CAMINO.
Dios establece ese camino a través de su hijo Jesucristo. (Juan 14:1-7) »No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy. Dijo entonces Tomás: —Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino? —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto…
Cuando se siente el llamado a volver al rumbo, al camino, a la senda, es porque con toda seguridad se entra en conciencia que algo está pasando, y ese llamado o campanazo es el buen indicio, el punto de inflexión para comenzar a corregir el norte.
Este llamado tiene vigencia en todo momento, puesto que Jeremías en su tiempo histórico invocó la liberación de los esclavos como muestra de conversión, y hoy pareciera decir que hay que liberarse de todo aquello que esclaviza, solo Dios y el creyente lo saben… Por todo esto, te invito a buscar “El Camino”, con fe absoluta en Dios, no busques fórmulas, métodos o estrategias, busca dentro de ti con sinceridad y sabiendo que tienes mucho por cambiar y corregir, cosas de las cuales debes arrepentirte.